Las características del ejercicio de la profesión militar deben tener un reconocimiento retributivo que aún hoy está pendiente. Un país que no atiende a estas cuestiones no sólo no está siendo justo con los militares, sino que además está poniendo en riesgo su seguridad y su defensa
Los nuevos retos que han de afrontar las Fuerzas Armadas para dar seguridad y defensa a nuestro país, son a la vez complejos y cambiantes. Tienen en común una alta demanda de preparación y de formación por parte de los miembros de los Ejércitos y de la Armada. Además, requieran experiencia real en el manejo y gestión de materiales y de medios de un alto componente tecnológico que no se puede improvisar.
Estas circunstancias hace necesario contar con una capacidad de reclutamiento real y eficaz que sea propicia para incorporar a ciudadanos con altas capacidades de formación y de preparación técnica, incorporación que ha de ser sostenible en el tiempo y acomodarse, en cada caso, a las necesidades que en cada momento demande la situación.
Todos los documentos que se manejan por los Ejércitos, la Armada y por el Estado Mayor de la Defensa constatan lo que acabamos de decir. Además, señalan que el combatiente seguirá siendo un elemento esencial para la defensa, si bien con toda seguridad, desarrollará su misión en otro tipo de entornos, pero siempre con una alta demanda de compromiso personal y de adiestramiento y preparación. En definitiva, el combatiendo del futuro y aquellos militares que trabajen con ellos afrontarán situaciones que deben tener un especial reconocimiento en el sistema retributivo.
Las características del ejercicio de la profesión militar deben tener un reconocimiento retributivo que aún hoy está pendiente. Un país que no atiende a estas cuestiones no sólo no está siendo justo con los militares, sino que además está poniendo en riesgo su seguridad y su defensa. No podemos tener a los mejores, a los más comprometidos, a los que están dispuestos a ceder en sus derechos y a arriesgar su vida, si sus retribuciones son las más bajas del entorno de servidores públicos de la seguridad y la defensa. Tampoco, si su proyección profesional está mal regulada, no es justa, y no atiende plenamente a los principios de mérito, capacidad e igualdad, sin que existan espacios opacos y propicios para la arbitrariedad.
Hoy nadie duda de que haya que dar un paso en pro de las retribuciones justas y dignas de los militares. Pero nadie lo hace con eficacia y con propuestas reales que puedan resolver la cuestión en breve. Los problemas y las soluciones son conocidos y desde el Observatorio de la vida militar en su Estudio sobre Retribuciones en las Fuerzas Armadas, de 2016, se formularon una serie de recomendaciones que, de aceptarse, permitirían poner fin a la discriminación negativa que sufren las mujeres y los hombres de las Fuerzas Armadas.
Me consta que los diferentes actores con capacidad real para situar las retribuciones de los militares en la agenda política y parlamentaria están trabajando en resolver este problema. Las asociaciones profesionales tienen un papel esencial en la reivindicación responsable y exigente de una solución definitiva y lo están haciendo a pesar de las dificultades que tienen para desarrollar su trabajo. Los Estados Mayores también trabajan en la misma dirección para dar cumplimiento a una de sus principales responsabilidades que es la de velar por los intereses generales del personal y la de asesorar e informar a la Ministra de Defensa sobre las necesidades en materia de personal. Y unas retribuciones dignas y justas son, sin duda alguna, una necesidad de interés general para todos y cada uno de los miembros de las Fuerzas Armadas.
Recientemente, la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados ha aprobado un informe en el que se establece una medida específica sobre retribuciones, en el sentido de exigir su revisión y mejora, en especial de aquellos que integran la escala de Tropa y Marinería profesional al objeto de dignificar su trabajo y adecuarlas a la importancia de su función y misiones”. La misma Comisión de Defensa ha aprobado una proposición no de ley sobre “adecuación salarial del personal de las Fuerzas Armadas”, hace unos días en las que se acuerda instar al Gobierno a concluir la realización del estudio para mejora el actual modelo retributivo de las Fuerzas Armadas “para retribuir la especial responsabilidad, diferentes grados de disponibilidad, el horario, la preparación técnica y las singularidades de determinados cometidos, que caracterizan la carrera militar y los cometidos y las funciones asignadas a los militares”.
Corremos el riesgo de dilatar la decisión y de dejar a los militares sin respuesta a su justa reivindicaciones de retribuciones dignas. Veremos.
Mariano Casado.