Los ciudadanos de uniforme no disponen, normalmente, de una información amplia, detallada e inmediata de cómo se deciden las cuestiones que afectan a su vida profesional, laboral, social y sobre sus derechos fundamentales.
Esto es, por ejemplo, lo que sucede en relación con dos acontecimientos normativos del máximo interés. Por ejemplo, qué piensan los representantes de los Partidos Políticos sobre el nuevo Código Penal Militar o sobre la reforma de la Ley de la carrera militar. Por qué deciden unas cosas u otras.
Qué consideraciones hacen que orienten esas importantes reformas legislativas en contra de lo que se pide desde las asociaciones profesionales. La mejor manera de conocerlo es leer, por ejemplo, el debate tenido ayer en la Comisión de Defensa del Senado en el que se abordaron, decidieron y aprobaron el futuro Código Penal Militar y la futura modificación de la carrera militar.
Una conclusión aventuramos de cosecha propia. Muchos «tics» del pasado permanecen muy presentes en este tipo de cuestiones, de tal forma que la condición de ciudadanos de milites y de guardias civiles, no tiene prácticamente ningún peso en los debates, que son genéricos, poco profundos y desnaturalizados.
Mejor léanlo ustedes mismos:
