En la última sesión de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados se aprobó la constitución de una subcomisión para el estudio del modelo de reserva militar voluntaria. La propuesta se realizó de manera conjunta por los Grupos Parlamentarios Popular, Socialista y Catalán, Se sumaron Izquierda Unida y UPYD. No es que nos guste demasiado la creación de subcomisiones.
Sabemos que sus trabajos son a puerta cerrada y esa situación, prevista reglamentariamente, no facilita precisamente la transparencia y el conocimiento de la ciudadanía de lo que allí se trata y, en su caso, acuerda. Dicho esto, la cuestión que subyace de los argumentos expuestos por los distintos portavoces es de mayor calado y transciende verdaderamente el alcance inicial del asunto sometido a estudio. Si leemos con atención lo que se dijo para justificar su creación, llegaremos a la conclusión de que lo que está en cuestión es el modelo de fuerzas armadas que necesitamos y nos podemos permitir.
Por ello, a estas alturas de la legislatura y con el clima político que puede cambiar en meses próximos, el debate sobre qué modelo de defensa y seguridad queremos ha de ser una de las cuestiones que deberán abordar los partidos políticos que concurran a las elecciones generales. Estaremos atentos a sus propuestas – o a sus no propuestas – que, en el caso de que se produzcan, deberán partir de un diagnóstico certero de la situación y de un planteamiento que no puede desconocer los errores todavía no resueltos de la nueva carrera militar, la temporalidad de los militares de Tropa y Marinería y de Complemento y la creación de una importantísima bolsa de reservista de especial disponibilidad que comienza a producirse de inmediato.
Sobre esto último, parece que no hay una especial preocupación en los ámbitos parlamentarios que sirva para generar una subcomisión específica, que analice la incidencia sobre la Defensa y aborde la situación de desamparo en la que se van a encontrar miles de mujeres y hombres que han de dejar de estar en plena actividad en las Fuerzas Armadas. A lo anterior se incorpora como elemento esencial, la necesidad de potenciar unas Fuerzas Armadas europeas y una consecuente sincronización de las políticas de personal, de deberes y derechos de los ciudadanos de uniforme de Europa.